Hace unos días, la conejita de uno de nuestros seguidores dejó este mundo para trascender a un plano más ameno. Les dejamos su reflexión para interiorizar lo mucho que significan ellos en nuestras vidas y lo importante que es nuestro papel en la de ellos. Sin más, aquí sus palabras.
«Julieta vivió por algo más de seis años, considerables para un conejo. Se convirtió en un miembro más de mi familia; siempre estaba detrás de mi madre, buscando su comida, e incluso raptando alguna cáscara de plátano del cesto de basura; Solía recostarse en medio de todos cuando estábamos reunidos. Amaba ser acariciada, mas no en su parte inferior, a lo que respondía tratando de morder con la delicadeza de detenerse al último momento. Jugó a perseguirme muchas veces, acabando por tirarse patas arriba, y siempre que le pusimos la mano nos lamió.Causó daños: la nevera en dos ocasiones, la lavadora, los cables del teléfono y computador. Las alacenas de la cocina tienen la huella de sus dientes. Mi cama tiene sus marcas en las esquinas. Hoy digo que nada de eso importa y cuánto quisiera que estuviera para roer mis cosas y los muebles de mi habitación. Son simples objetos, nada nos pertenece de este mundo material, pero que un animal te quiera no tiene precio.Éste mensaje es en honor a ella y para aquellos que subestiman el amor animal y el dolor por la pérdida de un animal amigo, de la especie que sea. El amor humano muchas veces se extingue, pero si un animal te quiere, lo hará para siempre. Ayer, en su agonía, Julieta lamió mi mano, como en pequeña muestra de agradecimiento, por última vez.Qué importa que no fuese gato o perro, nos quisimos, y como ella, millones de animales capaces de sentir ese amor y establecer un vínculo incluso aun más complejo con nosotros mueren o padecen en una celda apenas más grande que ellos cosas que no imaginamos, para dar gusto a nuestro estúpido paladar. Invito a todos a que seamos justos y hagamos algo por ellos; con gusto ayudaré a quien tome esta determinación.La de Julieta fue una partida dolorosa, pero me queda el consuelo de su larga y buena vida, que pocos de su especie tienen, diezmados por la ignorancia y la brutalidad de muchas personas. No conoció ningún tipo de maltrato, se divirtió y se rodeó del afecto de todos. Gracias a ella por tan lindos momentos.- Es amargo ir al patio de la casa y no verte ahí echadita, aseándote, o que salgas a nuestro encuentro. Es difícil no poder ahora acariciar tus orejas o tu lomo, ni sentir tu pelo suave y tu olor como a cobija. Te extrañamos mucho -.Hasta siempre linda. Un mechón de tu pelo para el camino y que en otras circunstancias y parajes nos volvamos a encontrar.Te amamos».
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